En la última década, la forma en que las empresas llegan a su público objetivo ha experimentado una transformación radical. Hasta hace poco, la publicidad en medios tradicionales, como la televisión, era la principal herramienta para llegar a los consumidores, incluso si el producto no era de la mejor calidad. Ahora, la atención de los usuarios se centra en las redes sociales y otras plataformas digitales. La publicidad digital tradicional ya no es efectiva, y las marcas que desean destacar en un mercado cada vez más saturado deben contar con un producto de calidad y ser conscientes de que los usuarios son más exigentes que nunca, pudiendo mostrar su descontento con malas reseñas.